Como cada día, habia bebido. Beber para olvidar. La sombra del contenedor de basura se proyectaba en el portal de su casa. Se paró antes de entrar en su casa, que estaba en el tercer piso de un ennegrecido edificio por la contaminación de la zona. Se giró un momento antes de entrar para ver como esa noche no habían recogido la basura los servicios municipales. Como pasaba a menudo, la zona, bastante olvidada por las autoridades, mostraba todo su esplendor. Bagavundos, putas, coches destrozados, y perros moribundos adornaban las calles. Sin ir mas lejos, el letrero medio fundido de un burdel que había enfrente de su casa, iluminaba de color rosa una de las estancias de su casa.
Entro en casa abriendo la puerta a duras penas, preguntando por la cena. El hombre enervado a causa del alcohol, grito:
-Siempre igual, nunca me tienes nada preparado cuando llego. Me parto el lomo trabajando para traer dinero a casa, y no sirves ni para hacerme la cena. Eres una inutil, no sirves para nada.
Una lagrima rozo el rostro de su mujer, que se aguntaba los proximos suspiros., oyendo como su marido se acercaba por detras.
-¿Que haces? ¿Eres idiota tambien?, ¡Te dije que queria cenar algo ligero! ¡No sirves ni para eso! Vas a ver...
El hombre alzo la mano, y el aire no pude frenar ni siquiera la fuerza. La fuerza del hombre era mayor, y le propino una bofetada en la mejilla derecha. Cayendo la mujer al suelo, rompiendo el silencio en un profundo llorar.
-¿Ves? ¿Ves lo que me has echo hacer? Cariño sabes que te quiero mucho, sin ti no podría vivir. Si no fueras tan inutil no tendría que darte unos pequeños cachetes..
El hombre se canso de gritar a la nuca de la mujer, y se sento en la mesa. La cena transcurrio en relativa tranquilidad. La televisión , esta vez estaba encendida, pero con muy bajo volumen. El hombre se enzarzo a despotricar sobre todo lo que salía en la tele.
* * *
La mujer terminaba de recojer la mesa, la cocina, pequeña pero apañada cumplia su función, y su marido se le acerco al cuello.
-Venga cariño, hace frio. Deja eso estar. ¡Vamonos a la cama! -Conocía esa historia. llevaba muchos años soportandola.
-Ves tu primero, enseguida acabo.
El hombre estaba a oscuras timbado en la cama. Su mujer entro por la puerta de la habitación, y se puso el pijama que le había regalado su marido. Tenía un descosido en el hombro. no encendió la luz, la luz del pasillo alumbraba tenuemente, y le bastaba para cambiarse. Apago la luz del pasillo, sumiendo la estancia en absoluta oscuridad.
Sentandose en el borde de la cama, su mujer le dio las gracias.
-Gracias-empezo la mujer-solo quería decirte...
Y justo en ese momento hundío las tijeras de acero en el cuello de su marido.
....Despues de tantos años, la mujer habia soportado muchas perrerias de su marido. Maltrato y humillación todos los dias, a la hora de cenar. Soportarle tanto tiempo había sido un cruz para ella, pero ya no podía verle más la cara. Horas y horas de llorar, durante tanto tiempo. Acabando de apretar las todavía frias tijeras, la mujer comenzo a llorar. Como otras tantas veces...
lunes, 9 de junio de 2008
Lagrimas negras
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